Thursday, May 11, 2006


Hasta hace unos días, para casi todos los medios comerciales Marcos era “el guerrillero pasado de moda”,“el radical extremista romántico”, “el encapuchado de trapo”, “el delegado Zero (cero a la izquierda)”. Ahora, para muchos medios, el subcomandante es “el más malvado de los malvados”, “el agitador”, “el provocador”, “el mercenario”, “el conspirador”, “el estratego y la diabólica mente detrás de la masacre de Atenco”.No lo quieren. Marcos tiene que ir a un programa de televisión matutino de Canal 2, ser tratado como si fuera una figura del espectáculo, soportar a un entrevistador con una actitud claramente arrogante, responder preguntas que parecían de la revista Quién y difundir (independientemente de que haya perdido fama o no, tema que le preocupaba mucho al entrevistador) lo que la mayoría de los periodistas de medios masivos electrónicos (y muchos escritos) están evadiend la versión cada vez más convincente de los abusos de autoridad cometidos por la policía. Se dice que “violaron a mujeres”, “torturaron a gente inocente”, “mataron a un adolescente”, “desaparecieron a individuos”. Los testimonios de la documentalista chilena Valentina Palma, acerca del abuso sexual que asegura haber sufrido, son durísimos. Pero todavía “no hay pruebas”. Afortunadamente, “el sistema” permitió que la opinión de Marcos se difundiera en uno de “sus” medios, para que conozcamos otro punto de vista. Así es la democracia, ¿no? Lo cierto es que, después de escuchar las preguntas de Carlos Loret de Mola, salta a la vista que el sistema no quiere aceptar una voz distinta de la suya. El conductor no dialogaba con Marcos, lo interrogaba, cambiaba de tema, desviaba la conversación cada vez que encontraba un pequeño hueco o lo interrumpía cuando éste trataba de responderle preguntas que requerían de una explicación elaborada. El mundo del EZLN es complejo, lo entienden muchos indígenas, campesinos y obreros y, por otro lado, un escritor como Manuel Vázquez Montalbán, un cineasta de la talla de Oliver Stone o intelectuales del nivel de Noam Chomsky, y goza de diferentes grados de lectura universales. Y ver esa entrevista fue como presenciar el choque de dos culturas diametralmente opuestas, los interlocutores hablaban en distintos idiomas; no podía haber ningún tipo de conexión (ni siquiera a un nivel inconsciente) entre dos sujetos que trataban de entablar una conversación inevitablemente accidentada. El EZLN es parte fundamental de la cultura y la historia de México. Creo que no hay espacio para nada de eso en Televisa. Al subcomandante Marcos le hicieron el favor de “darle el espacio” y aprovecharon para “exigirle explicaciones”. Qué mala onda, ya no es popular para los “chavos” de Televisa, Fox ya no quiere ser su amigo y mucho menos pretende arreglar “las broncas” en 15 minutos. Marcos ya no es famoso, es “casi” famoso.

por el Sr. Rubio
Fuente: Excelsior.