Thursday, November 30, 2006

James Poniewozik. el tipo hace una reflexión muy buena, y expone varias ideas sobre el lugar de la rebeldía en la música popular actual que me hicieron pensar en esa situación y les comparto ahora, amables lectores.

Como ya se ha señalado varias veces, y los libros de historia de la música lo confirman, desde el comienzo del rock and roll, este ritmo y todos sus derivados han sido por definición rebeldes. Pero el problema es que en estos días la "rebeldía" ha sido asumida, masificada y limpiada para hacerla inofensiva, y que las compañías de discos, la televisión y las refresqueras te la puedan vender.

La imagen de rebeldía que nos quieren hacer ver como realidad (o hasta donde nos quieren limitar) en México es una bola de pinches escuincles en uniforme de escuela (ya desde ahí está clarísimo su tipo de rebeldía) cantando canciones pendejas, o nos dicen qué rebelde es el guey de los Backstreet Boys porque tiene barba y tatuajes o el rapero que tiene un estilo de vida como de CEO (o sea los encargados wanna-be dueños de las empresas para las que trabajan) de compañía transnacional y cree que la rebeldía es tocar canciones fiesteras en un concierto a beneficio del Tibet.

Y es que siendo sinceros, antes era más fácil hacer que la gente se inconformara. En los 60 y 70 para los que hacían folk o "música de protesta" a cada rato había guerras y represión policíaca, y los jóvenes no podían aspirar a mayor progreso en sus vidas más que ponerse hasta la madre, coger y evitar a toda costa que los balearan o los agarrara la policía para cortarles el pelo o asaltarlos.

Hoy en día la música popular (dentro de la cual hay mucho rock industrializado, creado e inflado por las transnacionales) está dirigida hacia una juventud en su mayoría comodona y pasiva, que no tiene ningún tipo de restricciones en países en relativa paz. Los campos de batalla hoy en día, y cada vez más, se desarrollan en el campo económico: la lucha de clases, la globalización, el medio ambiente, todo tiene que ver con el dinero. Entonces para cualquier grupo ahora, hacer música contestataria de algún modo significa atacar las bases de la comodidad de un público que usa tenis Nike, iPods, PlayStations y no ven nada de malo en ello (aquí ya entraríamos en el debate sobre si dejar de consumir productos hace la diferencia o no, pero para eso mejor lean a Naomi Klein o Noam Chomsky).

Ahora, no todos tienen acceso a estas cosas. No todos tienen un trabajo bien remunerado en nuestro país (bueno, y no todos tienen trabajo para empezar por ahí) pero muchos cuentan con televisión de paga, acceso a Internet, celulares y como siempre, el que tiene más dinero es el que manda y gana en todo. Esta situación es similar en el continente africano, toda la franja del Caribe y América Latina. Los contextos de esos países dan mucho material para poder protestar y hacer música rebelde.

Durante lo que a mí me ha tocado ver desde que comencé a escribir sobre rock, las necesidades de aquellos que tocan un instrumento y han formado o pretenden formar una banda han cambiado radicalmente en una dirección opuesta. Hablo de mayorías, no estoy generalizando. En los 80 había una necesidad de expresión por la constante represión, que venía gestándose desde los 60, en todos los aspectos de la vida de cualquiera que vivía en las ciudades del país. Durante los 90 las expresiones se diversificaron y se dieron cambios generacionales importantes, pero aún se mantenía el espíritu contestatario aunque en menor medida. A mediados de esa década, y durante esta nueva, se han dado una mayor apertura y difusión las manifestaciones juveniles, parece que ya nadie tiene nada por qué protestar. En Estados Unidos fue la chamba de Rage Against The Machine y ahora de System Of A Down, pero salvo ellos no hay nadie más que tenga menos de 50 años que esté levantando la voz contra las injusticias de que son objeto. Y eso que ellos supuestamente viven en un país libre.

Nosotros tenemos muchos más elementos para protestar y quejarnos. ¿Por qué nadie lo está haciendo?

Desde mediados de los 90 me ha tocado ver una gran cantidad de banditas nuevas que mandan decenas de e-mails y pidiendo contactos, buscando a toda costa la oportunidad de mayor exposición para poder "hacerla". Bandas cuya hambre por tener un grupo está motivada cada vez más por la fama, los patrocinios, salir en la tele. Grupos que recurren a todas las fórmulas posibles buscando a ver cuál les "pega" y lo mismo les da tocar una cumbia, música electrónica o heavy metal en sus tocadas, con tal de que algún hada madrina de una compañía transacional vea en ellos un producto que vender, los lancen a la fama aunque sea local, y que puedan salir de pobres y de paso los admire todo el mundo. Bueno vamos, algunos ni siquiera quieren varo, sólo quieren la adulación de sus amigos que son igual de superficiales y vacíos que ellos.

¿Qué todos deveras están muy contentos con su vida como está? A veces me gustaría que volviera el estado de represión que teníamos en los 80. Entonces sí había hambre de rock y tocar en una banda tenía una mística de respeto, comprar un disco de rock era tan difícil como conseguir un kilo de heroína, pero cuando lo tenías lo escuchabas de principio a fin.
Hoy en día ya hay demasiado de todo, nos atragantamos de un chingo de todo. Un chingo de bandas, un chingo de rolas en tu colección virtual, 500 canales de televisión, ringtones, comunidades virtuales. Y por lo mismo no le prestamos la suficiente atención y dedicación a nada.

Sí, ahora hay más apertura, menos represión gratuita, pero no por eso estamos mejor que como estábamos antes. Al contrario, ahora la represión está dentro de nosotros. Ya no es necesario mandar a la policía a que te apañe por andar greñudo. Ahora tú mismo te reprimes, suavizado por todas tus supuestas comodidades. ¿Para qué hacer pedo? si tienes tus tenis "de marca", tu musiquita, tu tele de paga, tu canal de videos, el chingo de conciertos cada mes aunque no tengas ni para tragar o para regresar a tu casa.

Ahora el enemigo ya no está afuera, lo tenemos metido dentro de cada uno. Nos retacan la cabeza con que cada vez más hay que ser competitivo, comerse a los demás, no importa sobre quién pases, sólo así te ganarás el respeto y la admiración de los demás.
Hoy en día los dirigentes del entretenimiento corporativo tienen tanto poder como los políticos de las más altas esferas.

Ya no es necesario ponerle grilletes a la gente para hacerlos esclavos. Solitos se han puesto las cadenas y gustosos las cargan. Antes eran bayonetas y macanas. Ahora son conciertos, grupos mierderos, teléfonos celulares, canales de videos. Ya no importa que tengas una personalidad propia, ahora tienes que imitar todo lo que las corporaciones te dicen que es la juventud, lo rebelde, lo irreverente, fresco, joven, escandaloso. Tatúate, hazte un arete en la lengua, todos lo hacen, no puedes andar sólo tienes que pertenecer, compra discos de rock o bájalos de Internet aunque no sepas quienes son y ni te gusten, sólo dile a tus amigos que los tienes y te aceptarán.

Y sí, el rock no puede ser todo el tiempo un campeonato de oratoria y debate sociopolítico, también está chingón echar desmadre y hablar de otros pedos. Pero ya fue mucho ¿no? Ya mucha pinche fiesta y sentirse deprimidito valemadres

¿¿Qué de verdad nadie está interesado en quejarse de nada?? Digo, por supuesto que ni los Jaguares, ni Café Tacvba, ni Molotov y mucho menos Moderatto lo van a hacer. (O qué, ¿no votaron y ahora se tienen que quedar callados? jajaja).

¿Dónde están esas bandas pues? El que no las veamos no quiere decir que no existan, seguro hay por ahí varias haciendo lo propio en la escena del Foro Alicia o del Tianguis del Chopo, pero ¿sólo ellos lo van a hacer? ¿Dónde está el nuevo Atoxxxico, el nuevo Masacre 68, qué canción es nuestra nueva "Abuso de Autoridad"? ¿Quién ya hizo una rola sobre los levantamientos armados? ¿Quién ya hizo una rola sobre la masacre de San Salvador Atenco? ¿Alguien va a escribir una buena rola sobre los mineros muertos en Pasta de Conchos? ¿Quién se va a quejar sobre la clase política más podrida de los últimos sexenios? ¿Qué sólo Santa Sabina, el Panteón Rococó, Los de Abajo, las bandas de reggae y los "roleros" son los únicos que tienen conciencia de ello?

Como dice Ani DiFranco: "las multinacionales han monopolizado hasta el oxígeno, así que participar es tan sencillo como sólo respirar".