Tuesday, July 31, 2007

Vacio (o lleno de nada)

Un día de Julio descubrió que adentro no había nada, que de tanto complicarse la vida había quedado vació, sin fondo, totalmente superficial. Intentó mirar hacia adentro y no vio sino un profundo túnel… oscuro… lleno de telarañas y esqueletos de gente que había pasado por su vida y se había quedado ahí, pudriéndose y matando todo lo que existía. Esa hermosa naturaleza que había habitado su ser, llena de matices, de criaturas maravillosas, de héroes y paisajes había sido desvastada y erosionada por un fuego abrazador de sucesivas incoherencias y pensamientos recurrentes.

Cuando se hablaba a sí mismo resonaba dentro de sí un eco que iba muriendo poco a poco. Su mirada perdió el brillo que en alguna época tuvo, sus ojos mostraban una niebla gris, cansada. Su mirada era tenue, débil, no podía fijarse detenidamente en otros ojos, pues temía que los demás vieran el abismo profundo que había en su ser, ese abismo juiciosamente cultivado por mirar atrás, por una soledad que lo consumió, que se bebió su color, y lo convirtió en una patética figura grisácea, insípida, aburrida.


Sigue descendiendo
al vació de uno mismo,
a la perplejidad,
a la mirada vacia,
a los ojos de muertos vivientes,
al silencio incómodo de no tener preguntas,
al eco insistente de las mismas respuestas,
al cansancio de ser siempre el que se es,
al hastío de verse al espejo,
al odio de esa voz que desvaría en la mente,
¿Habrá nuevas fuentes para llenarse?
¿Quedarán luces mínimas para encender?
¿Se seguirá consumiendo en la incoherencia de ser quien es?