Thursday, August 21, 2008

Mientras llovía


Esa tarde arreciaba la lluvia, él pensaba que estaba harto de escribir sobre amores imposibles, sobre mujeres adoloridas, sobre hombres presos de deseos inconfesables. Que su pluma estaba harta de escribir de frustraciones, de temores, de soledades interminables. Aunque la tormenta era fuerte él se protegía con una sombrilla, evitando mojarse con las lágrimas de tantos y tantos que se habían acumulado en los cielos y caían atemorizantes hacia él. Mientras caminaba y recorría aquel parque decidió dejar muchas cosas a un lado, dejar las distancias lejos, en su lugar, dejar de fijarse en quienes se había fijado, ese día deseo para sí a alguien totalmente alegre, pensó en una mujer con una gran sonrisa, pensó quizá en una maestra de la alegría, se imaginó siendo un gran aprendiz de una mujer fantástica. Ese día pensó en música alegre, en letras lejanas de la nostalgia, de la tristeza, ese día mientras sus golpes sanaban empezó a caer en la cuenta que era él quien buscaba su destino, que lo podía hacer paso a paso, que quería descubrir esa alegría tan perdida, tan escondida, quería volver a crear, a reír, hace rato no lo hacía, volver a escuchar esa sonrisa que hace mucho rato no escuchaba, la suya propia, y también una sonrisa compartida con ella, seguro no tardaría en aparecer sonriendo, esa sería la señal, una mujer sonriendo por su hermosa-triste-común y corriente-inteligente-herida-optimista-bella-sincera-natural vida.