Friday, September 11, 2009

Las Puertas Entreabiertas

Cuántas veces dejamos relaciones sin cerrar, cuántas veces he dejado las puertas entre abiertas a ver que pasa. En muchos momentos tememos dejar las cosas radicalmente selladas, se tiene miedo a que qué tal la cosa pudiera haber cambiado, a que nunca se sabe...Eso de las puertas entreabiertas aplica a las relaciones afectivas, cómo son de difíciles de cerrar. Aunque se tenga la idea y pruebas evidentes que la otra o el otro son unos criminales de guerra, comparables sólo con Henrich Himmler o Jack el destripador, aún se deja la puerta abierta, entre abierta, para ser más exactos. Aún se cree en la redención de los malos, de los villanos y villanas del corazón, de esos saqueadores de sentimientos y de almas.Si, los niños malos y las niñas malas tienen un influjo poderoso sobre todos. Y es que considero que enamorarse o sentirse atraido por alguien así consiste en que hallamos una némesis, un opuesto que se ama. El ser humano siempre esta en conflicto, es más lo busca instintivamente, busca su enemigo, al otro diferente. Por esto estamos en busqueda de enemigos, y cuando no los encontramos nos enemistamos con nosotros mismos, y empezamos a autodestruirnos. Con el amor pasa igual: hallamos una némesis en el otro, y lo peor es que comenzamos a amar y a enamorarnos de esa némesis, de ese malo y esa mala, de esos que sabemos de antemano que nos harán daño, que no buscan nuestro bien, que sólo se aman a sí mismos, que son eternos perversos y pervertidores de sentimientos. Y nuestra psiquis maneja la fantasía (que no puede ser más ilusoria) de que en él o en ella hay algo bueno (sí, como en Star Wars), de que es posible que cambie, que no puede ser tan malo todo, y esto nos da vueltas, vueltas en la cabeza hasta que sucumbimos, conscientemente a demostrarle a la vida que con nosotros esa persona cambia, que lo único que le faltaba a ese malo y a esa mala era encontrarse con uno de nosotros para mejorar. Mentira, caminamos alegremente hacia el campo de concentración de los amores disparejos.Luego de las heridas, los "no te quiero volver a ver", los "te bloquearé del messenger" y cosas así, viene lo peor: la esperanza de arrepentimiento, de redención, salvación y restauración, cuando nos culpabilizamos y decimos "será que he malinterpretado las cosas, será que no entendí su complejidad, ¿Será que yo me equivoqué y no el o ella?". Jugadas sucias de nuestra mente! Allí es cuando el mecanismo psíquico juega la peor de sus artimañas, y nos mantiene en una espera, que nos quita el derecho a cerrar, a mandar para el carajo, a quitar el saludo, a cerrar la puerta y no sólo a dejarla entreabiertica para "ver que pasa".Estamos en el derecho de cerrar puertas, de poner puntos finales, de alejarse sin explicaciones, es un derecho, que casi nunca se reconoce, por esa decencia que tantos muertos y heridos ha dejado en esa eterna batalla del amor y los afectos. Aquel o aquella que nos han herido, lastimado o decepcionado, pierden todo derecho sobre nosotros, y sobre todo, pierden el derecho a juzgarnos, es más puede pensar lo que quiera, su poder termina en el momento en que hiere, que miente, allí ya no existe más su tiranía, podemos cerrar, sin temor al qué dirá, eso ya no debe importar.
Estamos en nuestro derecho de dar portazos en la cara a los que se lo merecen, porque si algo es cierto, es que en estas batallas, los buenos, los que creen en la conversión, y esas cosas, tienen las de perder. Y todo esto porque cuando llegan esos villanos y villanas, tiranos y tiranas de corazones, se debe pensar que algo mejor llegará, que merecemos lo mejor, y que por amor propio no cae nada mal hacer un poco de justicia para que esos y esas no sigan pasando impunes haciendo lo que se les da la gana.
Y escuché esta voz que venía de TEMPLO,
Vengan heridos, mutilados y cojos
aceiten visagras y cierren puertas,
que es posible volver a creer,
que la sanación se halla en la clausura.
siempre es posible un nuevo comienzo.
Azoten a los villanos,
reprendan a los sórdidos perversos
Nuestra virtud está por encima de ellos.