Saturday, November 03, 2012

Olenka

 
Hoy he escrito un cuento...
 
Olenka. Así se llamaba mi perra. Y aunque la perdí, fue el tesoro más grande que tuve. No puedo controlar las lágrimas que quieren salir de mis ojos al contemplar esta foto que le tomé, que mandé ampliar y que coloqué en mi cuarto. La foto del hijo que nunca tuve. De la esposa que jamás me amó. Sus ojos profundos, de mirada interesante, amplia, tierna, con el aire del más sofisticado de las damas. Sus orejas largas, suaves, que escucharon tantas cosas. debajo de las sillas era su lugar favorito, cómodo, le encantaba porque allí solía sentarme yo cuando estaba deprimido, cuando en soledad, creía que hasta el demonio se había olvidado de mí y ya no me tentaba. Solo Olenka, con su cara de Chistosa, me hacía reír. Sus patas me encantaban, y porqué no, me parecían sensuales, en la foto me gusta esa posición, de quien no teme nada, y nada le importa. Sí, a veces me hubiera gustado ser perro, hubiera tenido un amo (o ama y eso sería mejor) que me cuidara, me consintiera, me hablara y me tomara una foto.



Volviendo a las patas de Olenka, eran largas, y, a veces, me molestaba la vanidad de esa malvada cachorrita. Nadie como élla sabía menear la cola, y dar cada paso, un, dos, tres, cuatro, y mirar para cada lado, nunca al piso, siempre al frente… Olenka era de aquellos seres contradictorios, me regaló los momentos más alegres de mi vida, y también me regaló los momentos más deprimentes. Era tan especial, que me alegraba la vida sentir a alguien tan cercano, sin embargo era tan extremadamente cariñosa, noble, sensible y amorosa que lograba exasperarme. Me di cuenta que en la calle el centro de atención era mi Olenka, yo siempre estaba oculto, la gente me decía "tan lindo el perro", "que perro tan espectacular", y del dueño qué, y del maldito del dueño qué? Me di cuenta que las personas que estuvieron conmigo, quisieron más a mi perro que a mí; mis amigos y las personas a las que más amé tuvieron que ver más con Olenka que conmigo. olenka para aquí, Olenka para allá, Olenka por esto, Olenka lo otro. Por eso es que tomé la decisión, la tomé en plena conciencia, y perdi intensionalmente a ese perro, lo solte y lo vi partir, lo vi mirarme con su cara de inocente, como pidiendo perdón por ser tan especial, por haber sido mi sombra. Sin embargo Olenka se fue.
Fue la única persona que he querido en toda de mi vida…pero, ¿es que acaso alguna vez he querido a alguien?
 
Fernando termina de escribir el cuento…
Piensa en lo que ocurrio realmente:

Al pasear con Olenka la correa se rompio, Olenka se perdio, ella jugetona y animada por correr se extravio; la busco toda una noche... al regreas a casa frustrado y cansado, solo durmio, a la mañana siguiente escucho un ladrido en la puera y supo que ese ladrido era de ella, ese ladrido unico y molesto, muy molesto, eso no importa por que ella regreso, Olenka volvio.
Fernando se alegra, Se pone rojo… y más bien piensa en otra cosa.
 
 
foto de Olenka a la orilla de mi cama, hoy en la mañana.