Friday, October 26, 2012

Probabilidad

No sé qué sea más probable: toparte dos veces a la misma actriz porno en el azar del free porn en la interné o toparte dos veces al mismo taxista en esta grande, grandísima ciudad, y -aquí viene un paréntesis- (siempre me ha llenado de una ternura incorregible que el chofer del taxi te diga -hasta luego- porque en el fondo ambas partes saben que tal encuentro es improbable, que no habrá una segunda ocasión para toparse. Pero existe esta magia inútil de que el encuentro entre chofer y pasajero será como la repentina coincidencia entre dos buenos amigos. -Hola, el otro día lo llevé a la Alameda, ¿se acuerda?- ) -cierro parentesis; Llevaba meses o años pensándolo pero hasta ahorita que se lo conté al taxista que me trajo desde mi casa hasta este post se me aclaró todo. Le dije que siento que yo no le funciono al mundo y que ya no sé qué hacer. ¿Cómo está eso? me preguntó el chofer falsamente intrigado. Y yo le dije, reiterativo, que no le funciono al mundo y que ya no se qué hacer.

No le funciono a mi familia porque francamente ya asumí que soy incapaz de hacer que mi madre o mi padre se sientan orgullosos de mis logros. Todo lo que consigo, siendo francos, contradice la forma como me educaron y los sacrificios que eso implicó. Mis hermanas se resignan ante mi presencia.
No funciono como ser humano. No quiero ser sabio ni que me aplaudan ni que me abucheen. No quiero morir.

Y el taxista me dijo que no exagerara, que en algo debía yo ser bueno, me dijo que algo debía apasionarme y yo pensé en todo lo que me falta por leer y en todas las películas que no he visto pero en cambio le dije que nel, que ya estaba harto. Le dije que no le funciono al mundo y que no sé qué hacer al respecto.... y de repente, el taxista me dice: -yo ya lo había llevado a usted- prosigue - le gustan los insectos, la musica y el futbol-.

Ese cabrón taxista me salvó, ese pinche Tsuru me salvó. Para qué quiero ser recordado por las mujeres a quien amé, para qué por las lineas hermosas que escribí o los consejos que di o el violin que tengo con todo y firma de una guapa artista en el muro, ¿para qué? con que el taxista me reconociera por el amor que le tengo a los bichos, la musica y al futbol, con eso me basta.

Wednesday, October 10, 2012

De lo poco que he aprendido en la vida: cada quien elige su infierno.

Si en medio de la noche un ángel o un demo­nio se me apareciera ofre­cién­dome tres deseos… el segundo sería, obvio, una inau­dita memo­ria lit­er­aria: recor­dar al pie de la letra todo lo que he leído. Y no para alardear en las mesas con­cur­ri­das, más bien para no sen­tirme tan desam­parado cier­tas noches. Para abrazar con mi corazón la línea exacta que me devolverá la calma esa madru­gada. ¡Caray! Las noches son abis­mos hondísimos.